

En los últimos años han surgido nuevos empleos asociados al avance de la ciencia y la tecnología. Gran parte de estas labores requieren formación terciaria para ser llevadas a cabo, lo cual explica, en parte, la diferencia en las tasas de empleo observadas según el nivel educativo de los trabajadores. El nivel educativo terciario se está transformando poco a poco en el piso establecido por la mayoría de las empresas modernas para el reclutamiento de su personal.
Por ello, el presente artículo analiza las cifras publicadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su último informe Education at a Glance 2024 sobre el máximo nivel educativo alcanzado por la población, el porcentaje de jóvenes que no estudian ni trabajan (Ni-Ni) y tasas de empleo según el nivel educativo alcanzado. Asimismo, se analizan las cifras publicadas por el INDEC en sus informes técnicos Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos (EPH) e Indicadores de condiciones de vida de los hogares en 31 aglomerados urbanos, ambos correspondientes al año 2024.
Al examinar el nivel educativo alcanzado por la población, se observa que los países con una mayor proporción de habitantes con educación terciaria suelen presentar mejores oportunidades laborales y mayor estabilidad económica. En contraste, aquellos con una baja proporción de graduados terciarios registran una mayor concentración de personas con niveles educativos secundarios o inferiores, lo que impacta directamente en su acceso al mercado laboral.
En el caso de Argentina, los niveles de población con formación terciaria son significativamente inferiores a los promedios de la OCDE, lo que genera un impacto negativo en la inserción laboral de sus ciudadanos. Esta situación es aún más preocupante entre la población jóven, donde la proporción de quienes logran completar estudios superiores es incluso menor que en generaciones anteriores.
Un indicador clave en la relación entre educación y empleo es la cantidad de jóvenes que no estudian ni trabajan. En países con sistemas educativos y laborales más desarrollados, el porcentaje de Ni-Ni es considerablemente bajo. En cambio, en países con dificultades estructurales, como Argentina, una proporción significativa de jóvenes se encuentra en esta situación, lo que limita sus oportunidades de desarrollo personal y profesional.
En cuanto a las tasas de empleo según el nivel educativo alcanzado, se confirma que a mayor nivel de instrucción, mayores son las posibilidades de acceder a un empleo. En la mayoría de los países analizados, las personas con educación terciaria tienen tasas de empleo considerablemente más altas en comparación con aquellas que solo han completado la educación secundaria o niveles inferiores. Argentina no es la excepción a esta tendencia, ya que la tasa de empleo entre quienes han completado estudios terciarios es superior a la de aquellos con niveles educativos menores.
Los datos del INDEC refuerzan esta realidad, mostrando que el nivel secundario ya no garantiza el acceso al empleo. De hecho, una gran proporción de la población desocupada en Argentina ha alcanzado este nivel educativo. En contraste, la formación terciaria se presenta como un factor determinante para acceder al mercado laboral, con una mayor proporción de personas ocupadas que han completado estudios superiores.
ConclusionesLas cifras analizadas demuestran la importancia de la educación al momento de buscar empleo. En promedio, de cada diez argentinos cuya formación ha alcanzado el nivel terciario, apenas uno no consigue empleo. Sin embargo, solo una minoría de la población logra completar este nivel de estudios. Además, se destaca la necesidad de reducir el porcentaje de jóvenes en situación de Ni-Ni, ya que esta condición afecta gravemente sus oportunidades futuras de inserción en el mercado laboral.
Ante este panorama, resulta fundamental fortalecer las políticas públicas orientadas a la mejora del acceso y la permanencia en el sistema educativo, con especial énfasis en la formación terciaria y en la inclusión de los sectores más vulnerables. Solo a través de una educación más equitativa y de calidad se podrán mejorar las tasas de empleo y el desarrollo económico del país.