Universidades Públicas | 20 nov 2024
Universidad Nacional de Misiones
De la UNaM al laboratorio de un Premio Nobel: el camino de Eyleen O’Rourke
Con raíces en la universidad pública argentina, la profesora e investigadora en la Universidad de Virginia cuenta cómo su trayectoria la llevó a colaborar con un Nobel y a buscar soluciones científicas al envejecimiento.
Eyleen O’Rourke, genetista formada en la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), tiene un recorrido profesional que une continentes y destaca la excelencia de la educación pública argentina. Tras obtener su título en la UNaM, se doctoró en Bioquímica en la Fundación Instituto Leloir de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Su brillante formación la llevó a realizar un posdoctorado en la Universidad de Harvard bajo la dirección de Gary Ruvkun, quien recientemente ganó el Premio Nobel de Medicina.
Con una trayectoria que incluye instituciones como el Massachusetts Institute of Technology (MIT), el Broad Institute y el Institut Pasteur, Eyleen es actualmente profesora e investigadora en la Universidad de Virginia, donde lidera proyectos sobre envejecimiento y enfermedades de la tercera edad.
Un comienzo lleno de desafíos
Nacida en Río Negro y criada en Buenos Aires, O’Rourke encontró su vocación científica durante el secundario. Al llegar a la UNaM en los años 90, se enfrentó a un contexto de hiperinflación, pero también a una comunidad universitaria solidaria. “La camaradería y las ganas de ayudar eran inmensas”, recuerda.
En la UNaM, docentes como el Dr. Enrique Martínez y el Dr. Bidó dejaron una huella indeleble. Martínez le inculcó la importancia de la empatía, mientras que Bidó la inspiró científicamente: “Nos guiaba a abordar las preguntas con rigor”, relata.
Junto a su esposo, Cristian Danna, Eyleen inició su tesis en el INTA de Buenos Aires, continuando luego en el Instituto Leloir. En esa época, muchos estudiantes debían trasladarse a otras instituciones para completar sus tesis, ya que las oportunidades locales eran limitadas.
De Buenos Aires a Harvard
La sólida formación adquirida en la UNaM y la UBA permitió a Eyleen superar los retos de trabajar en el extranjero, desde el choque cultural hasta las dificultades económicas iniciales. “El rigor científico que aprendimos en Argentina fue clave para destacarnos en laboratorios de excelencia”, explica.
Su elección del laboratorio de Gary Ruvkun marcó un hito en su carrera. “No sabía que 20 años después ganaría el Nobel, pero su enfoque de camaradería y desafío intelectual fue formativo”, recuerda.
El impacto de la educación pública
Para O’Rourke, la educación pública argentina es fundamental para el desarrollo social y científico. Sin embargo, advierte sobre la desigualdad en el acceso a la educación superior en países como Estados Unidos, donde los altos costos dificultan la movilidad social.
“En Argentina, la escasez de recursos nos enseña a maximizar las oportunidades. Esa formación es invaluable”, destaca, mientras lamenta los ciclos de desfinanciamiento que afectan al sistema educativo y científico argentino.
Envejecimiento y ciencia de vanguardia
Actualmente, su equipo investiga cómo prolongar una vida saludable mediante la genética. “Hemos identificado genes que podrían retrasar el envejecimiento y reducir la incidencia de enfermedades como el Alzheimer o el cáncer”, explica. Entre sus descubrimientos más recientes está la enzima ADH-1, capaz de extender la vida útil en un 40% en modelos animales.
Inspirando a las futuras generaciones
Consciente de los desafíos que enfrentan los jóvenes científicos, especialmente las mujeres y las minorías, Eyleen subraya la importancia del trabajo en equipo y el aprendizaje continuo. “La excelencia y la compasión son claves para superar las barreras”, concluye.
Eyleen O’Rourke no solo representa el impacto de la educación pública en la ciencia, sino que inspira a quienes buscan, como ella, mover los límites del conocimiento.