

La cultura segura en salud emerge como un paradigma esencial para gestionar la incertidumbre inherente a los sistemas sociotécnicos complejos. Este artículo, inspirado en la obra Cultura Segura: Gestión de la Incertidumbre, explora cómo la integración de enfoques holísticos —basados en factores humanos, ergonomía y resiliencia organizacional— puede transformar la seguridad del paciente. Se critican los modelos tradicionales deterministas, proponiendo en su lugar metodologías no lineales como el modelo STAMP o FRAM, aplicadas en industrias de alto riesgo y adaptables al contexto sanitario. Se analizan pilares como la transparencia, el liderazgo comprometido y el aprendizaje continuo, ilustrando su impacto mediante un caso práctico de prevención de errores de medicación. La conclusión enfatiza que la seguridad no es un fin, sino un proceso dinámico que requiere gobernanza colaborativa y adaptación crítica.
Introducción
En un mundo donde el 10% de los pacientes hospitalizados sufren eventos adversos evitables (OMS, 2019), la cultura segura en salud se erige como respuesta urgente a la crisis de seguridad global. Tradicionalmente, las instituciones sanitarias han abordado los errores desde enfoques punitivos, ignorando la complejidad de los sistemas sociotécnicos —donde interactúan tecnología, protocolos y factores humanos—.
El abordaje holístico de la cultura segura cuestiona la resolución determinista de los problemas, argumentando que la seguridad no reside en el mero cumplimiento normativo, sino en la capacidad de gestionar la incertidumbre mediante modelos flexibles. Este artículo traslada esos principios al ámbito sanitario, proponiendo un marco donde la ergonomía cognitiva, la resiliencia organizacional y la gobernanza colaborativa sean ejes transformadores.
El objetivo es triple:
¿Qué es una Cultura Segura en Salud?
La cultura segura en salud es un ecosistema donde la seguridad del paciente se construye colectivamente, priorizando el aprendizaje sobre la culpabilización. Según la OMS, implica:
En una cultura de seguridad madura – a diferencia de las cosmovisiones lineales que se centran en el error humano– priman los enfoques no lineales como el Protocolo de Londres, el método STAMP (Systems-Theoretic Accident Model and Processes) para resolver lo ocurrido en los eventos adversos. Entienden que los errores surgen de interacciones impredecibles entre componentes técnicos, humanos y organizacionales. Por ejemplo, un retraso en una cirugía no se explica solo por un error individual, sino por fallas en la comunicación, sobrecarga laboral o diseño inadecuado de quirófanos.
La cultura segura instituida, no enunciativa y madura logra interpelar las acciones y análisis del determinismo y del no determinismo; a través de una filosofía híbrida que permita una mejor explotación de los modelos y métodos de gestión de riesgos. No solo se trabaja en el análisis de los que sucedió mal, sino que se evalúan los casos de éxito para fortalecer procesos (Holnagell, 2014). La incertidumbre es aquí un factor clave: en lugar de negarla, se integra mediante:
Transparencia y Reporte sin Miedo
Solo el 30% de los errores se reportan en América Latina (Berenstein, 2021). Para revertir esto, hospitales como el Clínicas de Buenos Aires implementaron sistemas anónimos de reporte, vinculados a planes de mejora continua.
Los líderes deben fomentar una cultura generativa (Westrum, 2004), donde se priorice la seguridad sobre la productividad. Ejemplo: en el Hospital Italiano de Buenos Aires, los directivos participan en rondas de seguridad, escuchando directamente al personal de primera línea. Alguna de las herramientas metodológicas con mayor adaptación y alcance en las ciencias de la salud es:
SEIPS (Sistema de Ingeniería para la Participación en salud): integra diseño de tecnología y flujos de trabajo a través de una concepción actual de los factores humanos y la ergonomía.
Protocolo de Londres: es el método probado y elegido por múltiples entidades del campo de la salud en la investigación de eventos adversos y propuestas de mejoras organizacionales.
Bow Tie Analysis: es una herramienta que visualiza riesgos y barreras preventivas, útil en el diseño de estrategias organizacionales en instituciones asistenciales (ej.: prevención de infecciones intrahospitalarias).
Participación Multidisciplinar
Incluir pacientes en comités de seguridad reduce errores en un 40% (AHRQ, 2020). Por ejemplo, en Chile, el programa "Yo Cuido Mi Salud" capacita a pacientes para identificar riesgos en su tratamiento.
Lo expuesto en los párrafos anteriores se puede materializar a través de un ejemplo simple: errores de medicación en un Hospital Público. Contexto: Un hospital público argentino reportó un aumento del 20% en errores de medicación en 2022.
Análisis con método de la resonancia (FRAM):
Soluciones Implementadas:
La cultura segura en salud no es una meta, sino un viaje continuo. Requiere abandonar la ilusión del control absoluto y abrazar modelos que reconozcan la complejidad sociotécnica. Como muestra el caso práctico, herramientas como el Protocolo de Londres, el método FRAM o el STAMP, combinadas con liderazgo ético y transparencia, pueden salvar vidas.
Las instituciones latinoamericanas enfrentan desafíos únicos (ej.: infraestructura limitada, inequidad, entre otras variables), pero también oportunidades: la creatividad en contextos de restricción puede impulsar innovaciones replicables globalmente. El llamado es claro: transformar la incertidumbre en resiliencia colectiva.
*Por Augusto De Santis, Director de la capacitación virtual CULTURA SEGURA EN SALUD: UN ENFOQUE DESDE LOS FACTORES HUMANOS de la Universidad ISALUD.
Más info en: https://www.isalud.edu.ar/capacitacion-virtual/cultura-segura-en-salud:-un-enfoque-desde-los-factores-humanos