Desde el proyecto “Maderas viejas, animales nuevos”, el artista José María Muñoz compuso la muestra “Gallinero” que quedó inaugurada y en exposición en el espacio del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Luján.

Las maderas desprenden un zumbido de veranos aún en el crujir ya lejano de sus cuerpos marrones. Hay otoños hechos graznidos de óxidos en algún alambre como retazo de límite. No falta la textura de los inviernos en las vetas grises de ese trozo de árbol hecho material indispensable para la construcción de los gallineros, donde cada día aún con sus climas variados, se hacían primaveras con el descubrimiento del tesoro ovalado destellando en los nidos.

Y la vida, de las aves de corral y la vida, la nuestra, la de personas conviviendo con ese mundo inmóvil pero lleno de matices del gallinero, tiene reminiscencias ciertas e ineludibles cada vez que alguien, recuerda, recrea, revive y revaloriza, la tradición del gallinero, que sigue viva en concreto en los mil y miles de fondos de casas, pero también sigue viva en el arte del dibujo, que llega desde el talentosísimo artista plástico de Luján -nacido en Cortínez, residente en Jauregui-, José María Muñoz que saca vida colorida y animal, de lo que sea, en este caso, desde las maderas recicladas en obras de arte, con su impronta
de trazos que definitivamente, son para admirar.

Trazos y animales, la belleza del arte

Siempre repite “soy un apasionado del dibujo y los animales, en igual proporción, por eso dibujo animales”. Y con esa definición de colores y emociones, José María le pone vida a las imágenes de los integrantes del reino animal, con admiración por la fauna toda. Y desde esta muestra, en especial, a la vida de los gallineros como homenaje también a sus propias vivencias.

“Yo fui bichero de chiquito y entonces el gallinero me permitía estar en contacto con animales. Mi abuelo Ángel era muy amoroso y me enseñaba todo lo relacionado al mundo ‘gallinero’ y para mi era maravilloso, será por eso que lo tengo tanto presente”, nos contaba el autor de la muestra y de tantos -ciertamente infinitos – dibujos en cualquier sustrato que aparezca por donde puedan pasar sus lápices, carbonillas, fibras, acrílicos.

Todo sirve, todo sale del infinito arte de José María Muñoz que de esta manera, también suma acción de reciclado: “Esto surgió a partir de unas maderas viejas que encontré en la casa de mis viejos y que tienen más años que yo, con ellas hice la primera serie llamada ‘Andes’ y me gustó tanto que decidí llamarlas ‘Maderas viejas, animales nuevos’, por suerte también a mucha gente le gustó”, decía detallando que la serie “Gallinero’ consta de 12 obras en maderas, montadas sobre alambre y postes.

“Siempre es un honor y un ‘gustazo’, como me gusta decir, porque me siento un bendecido por poder hacerlo, muchas veces me emociona porque mis trazos sirven para homenajear a animales que ya no están y fueron muy importante en la vida de otras personas! Si lo tengo que resumir en una palabra sería la palabra feliz”.

La muestra permanecerá disponible para el público este mes de julio, a plena UNLu, donde revive la memoria de muchos con solo sostener la mirada a las maderas viejas, con la esencia animal sobre ellas, desde una naturaleza tan valiosa como necesaria. Si el arte del dibujo tiene sonido, es ése: el rumor de aves del gallinero que traduce José María Muñoz en sus trazos infinitos.