La doctora Claudia Romero, profesora de las Especializaciones y Maestrías del Área de Educación de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, analizó el papel del liderazgo en la mejora de las escuelas. Según explicó, “no hay experiencias escolares exitosas sin un buen liderazgo detrás”, una idea respaldada por la investigación internacional y cada vez más priorizada en las políticas educativas globales.
Romero destacó que en Argentina solo 13 de cada 100 estudiantes que comienzan la primaria finalizan la secundaria en tiempo y forma, con buenos niveles en Matemática y Lengua. En ese contexto, alertó sobre la escasa profesionalización del rol directivo y la falta de reconocimiento institucional de su impacto en la mejora escolar.
Actualmente, los directores enfrentan una sobrecarga de funciones —hasta 65 según la normativa—, sin autonomía suficiente ni incentivos claros para su desarrollo profesional. A diferencia de lo que ocurre en países como Chile, donde el cargo implica formación continua y evaluación de desempeño, en Argentina el acceso se basa casi exclusivamente en la antigüedad docente.
Romero advirtió que el liderazgo escolar es el segundo factor intraescolar que más influye en el aprendizaje, luego de la enseñanza misma. Y que su impacto es aún más notorio en contextos vulnerables, donde puede convertirse en una herramienta de inclusión y equidad.
Por último, la especialista hizo hincapié en que liderar una escuela no solo es una tarea técnica, sino también ética. En tiempos donde proliferan liderazgos negativos, formar líderes educativos comprometidos con los valores democráticos, la equidad y la confianza es esencial para fortalecer las instituciones y garantizar mejores condiciones de aprendizaje.